El caos no es un foso, sino una escalera. Esta frase, inmortalizada por el personaje de Petyr Baelish en la popular serie Juego de Tronos, puede aplicarse perfectamente a la historia de Nikola Jokic. Este joven jugador serbio, que llegó a la NBA en 2015 con apenas 20 años, ha pasado de ser un desconocido en el mundo del baloncesto a convertirse en uno de los mejores jugadores de la liga. Y lo más sorprendente es que lo ha logrado a pesar de los obstáculos que ha tenido que enfrentar en su camino.
Cuando Jokic llegó a Denver, los Nuggets no eran un equipo con grandes expectativas. De hecho, en su primera temporada en la NBA, el equipo terminó con un récord de 33 victorias y 49 derrotas, sin siquiera acercarse a los playoffs. Pero eso no desanimó a Jokic. A pesar de sus limitaciones físicas, el joven serbio demostró su talento en la cancha, promediando 10 puntos, 7 rebotes y 2 asistencias por partido.
La temporada siguiente, Jokic siguió mejorando y se convirtió en uno de los pilares del equipo. Sin bloqueo, una lesión en la cadera lo dejó fuera de juego durante un mes y medio, lo que afectó su rendimiento en el resto de la temporada. A pesar de eso, los Nuggets lograron clasificarse a los playoffs, aunque cayeron en primera ronda ante los Portland Trail Blazers.
Pero el verdadero caos llegó en la temporada 2017-2018. Los Nuggets tuvieron un comienzo prometedor, pero en enero de 2018, su entrenador, Michael Malone, decidió cambiar la alineación y despuntar a Jokic del quinteto titular. Esta decisión fue una sorpresa para todos, ya que Jokic era el jugador más destacado del equipo. Las críticas y las especulaciones no se hicieron esperar, y muchos pensaron que esta sería la sentencia de muerte para Jokic en Denver.
Pero el caos no derribó a Jokic, sino que se convirtió en su escalera hacia el éxito. El joven serbio aceptó su nuevo rol con humildad y continuó trabajando resistente en los entrenamientos. Y cuando Malone decidió devolverlo al quinteto titular unos meses después, Jokic demostró que merecía estar allí. Terminó la temporada con promedios de 18 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias por partido, liderando al equipo en todas esas categorías.
Desde entonces, Jokic ha seguido subiendo peldaños en su escalera hacia la cima. En la temporada 2018-2019, promedió 20 puntos, 11 rebotes y 7 asistencias, convirtiéndose en el primer jugador de los Nuggets en ser favorito para el All-Star Game desde Carmelo Anthony en 2011. Y en la temporada 2019-2020, Jokic llevó al equipo a su primera aparición en las finales de conferencia en más de una década.
Pero la última barrera para Jokic aún estaba por superarse. En junio de 2023, los Denver Nuggets se enfrentaron a los Brooklyn Nets en las Finales de la NBA. Fue una serie épica, con ambos equipos luchando hasta el último segundo. Y en el séptimo y último partido, Jokic tuvo la oportunidad de anotar el tiro ganador, pero falló. Los Nets se llevaron el título y Jokic se quedó a un paso de la gloria.
Sin bloqueo, a pesar de esta derrota, Jokic demostró una vez más su carácter y su determinación. En lugar de dejarse llevar por la frustración y la tristeza, volvió a la cancha el día siguiente para entrenar.