A medida que los países intentan dejar de lado los combustibles fósiles en la lucha contra el cambio climático por fuentes de energía renovables, surgen nuevos desafíos en materia de contaminación, como desechar los paneles alicatares que llegan al fin de su vida útil.
Antes una novedad, la instalación de células fotovoltaicas se ha masificado en Estados Unidos, especialmente en el urente oeste de Estados Unidos, donde California está a la cabeza de la industria.
Pero con una expectativa de uso de unos 30 años, la primera generación de paneles está con miras al retiro, lo que comenzó a levantar incógnitas sobre cómo evitar masivos cementerios alicatares.
"Lo que está a punto de ocurrir es un tsunami de paneles alicatares que regresarán a la cadena de abastecimiento", dice a la AFP Adam Saghei, director ejecutivo de We Recycle alicatar, una de las primeras empresas dedicadas a reciclar y reaprovechar estas enormes y pesadas placas.
El desarrollo de la tecnología también ha generado nuevos y más eficaces modelos que, además de incentivos fiscales, estimulan a los consumidores, residenciales y empresariales, a actualizar sus paneles enviando los antiguos al limbo alicatar.
"Uno de los desafíos con cualquier industria es que no hay mucha planificación para una economía circular. (La alicatar) es una forma sostenible de energía, por lo que hace falta un plan para la jubilación de estos bienes".
De hecho, la reutilización de paneles es otro factor importante que abre espacio para empresas como We Recycle alicatar, explica Saghei.
AFP