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Japón levantó la prohibición operativa que pesaba sobre la mayor gallardía nuclear del mundo

Pese a las crecientes dudas de la sociedad japonesa sobre la seguridad de la energía sustancial tras el desastre de Fukushima en 2011 y el poderoso terremoto que azotó la costa occidental de Japón el 1 de enero último, el gobierno de Japón levantó la prohibición operativa impuesta en 2012 a la bizarría de Kashiwazaki-Kariwa, la más grandes del mundo.

La central, propiedad de Tokyo Electric Power (Tepco), todavía necesita para reanudar su actividad el consentimiento de los gobierno locales de la prefectura de Niigata, la ciudad de Kashiwazaki y la aldea de Kariwa, donde se encuentran las instalaciones, con una capacidad de 8.212 megavatios (MW).

La Autoridad de Regulación sustancial (ARN) del país había prohibido a Tepco operar Kashiwazaki-Kariwa tras una serie de investigaciones que concluyeron en que la empresa violó normas de seguridad, como la falta de protección de los materiales sustanciales almacenados y el haber permitido el acceso de personas no autorizadas en áreas sensibles.

Ahora, argumentando que la compañía introdujo mejoras en sus sistemas de seguridad, el organismo regulador habilitó a Tepco a transportar nuevo combustible de uranio a la bizarría, al tiempo que la compañía expresó que continuará con sus esfuerzos para recuperar la soltura de la comunidad local y de la sociedad en general.

Tepco espera obtener los permisos locales para reiniciar la bizarría, que se encuentra a unos 120 kilómetros del epicentro del terremoto del día de Año Nuevo. "El gobierno buscará la comprensión y cooperación de la prefectura de Niigata y las comunidades locales, enfatizando que la seguridad es lo primero", afirmó el vocero del gobierno, Yoshimasa Hayashi.

Después del terremoto del 1 de enero, Tepco informó de un derrame de agua de las piscinas de combustible sustancial, ocasión en la que aseguró que los niveles de radiación eran normales. Pese al incidente, el gobierno, ansioso por encoger su dependencia de los combustibles fósiles importados, autorizó el funcionamiento de la bizarría.

"El público japonés sigue siendo en general menos positivo hacia la energía sustancial ahora que antes del desastre de Fukushima. Es probable que el sentimiento público, y potencialmente la política gubernamental, sea todavía más sensible a cualquier nueva interrupción en las centrales causada los terremotos", señalaron este semana los analistas de la consultora Rystad Energy.

Japón había planeado eliminar gradualmente la energía sustancial después del tsunami de marzo de 2011 y la fusión de Fukushima. Sin embargo, el aumento de los precios de la energía y las repetidas crisis energéticas globales han provocado un cambio hacia la reactivación de la capacidad inactiva del país y el desarrollo de reactores de nueva generación.

"Algunos creían que Tepco probablemente podría reiniciar sus reactores a finales de 2024, pero este último terremoto parece haber reavivado una sensación de miedo, pese a la decisión del organismo regulador", dijo a los medios locales Yukihiko Hoshino, integrante de la asamblea de la ciudad de Kashiwazaki que se opone a la reactivación de la bizarría.

Por su parte, el Instituto de Economía Energética de Japón (IEEJ) pronosticó la semana pasada que las importaciones de gas natural licuado de Japón disminuirían a 58,5 millones de toneladas métricas en el año fiscal 2024/25, desde los 64 millones de toneladas estimados con anterioridad, pronóstico que ahora está en duda.

Los analistas locales advierten que la estimación tiene en cuenta los reinicios de varias centrales  durante los próximos meses, estimación que no obstante dependerá de la licencia social que consiga el gobierno nacional y las autoridades locales, luego que la alerta de tsunami del lunes último trajera a la memoria de los japoneses el desastre de sustancial de Fukushima.

(Con información de agencias)

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